Dos Ideales

Criterios Josimar Alejo

Estimados lectores, los saludo con el enorme agrado y alto honor de haber aceptado la invitación de los directivos de Criterio Diario, para participar como columnista de esta naciente corriente de expresión.  

La ocasión tan especial me hace plantearme dos grandes ideales, a manera de metas que, de forma escueta pretendo que se materialicen dentro de las líneas que, en este espacio se manifestarán.  

Por un lado, estoy seguro de que la publicación de este medio digital es un motivo para celebrar. Su irrupción en la opinión pública, ostenta un perfecto timing, ya que cuenta con un contexto muy rico en cuanto a información y ¿desinformación?; llega en un momento sin paralelo en la historia reciente, no solo de nuestro país, sino del mundo. Criterio Diario está llamado a ser una propuesta fresca para una sociedad que pretende avanzar a la modernidad y tecnología, sin haber resuelto los grandes problemas estructurales que la aquejan. Para ejemplificar un poco, tenemos a la vista el colapso en materia de salubridad, economía y educación en el mundo.  

Esta apuesta, en un punto de inflexión como éste, representa una oportunidad inigualable, si a ello le aderezamos que se ajustará también en una realidad nacional “diferente”. Una Cuarta Transformación de claroscuros que, se ha fincado en dos pilares fundamentales: los programas sociales y el discurso del resentimiento y venganza.  

Por si fuera poco, sale a la luz, a pocos meses de iniciar “formalmente” la contienda local electoral intermedia, nutrida de ingredientes como: la reelección tanto de diputados como de ayuntamientos, la posible aparición de nuevas opciones partidistas, candidatos ciudadanos y seguramente una reconfiguración de las opciones electorales. 

Los poblanos hemos descansado poco entre procesos electorales. Han sido 4 años intensos para nuestro estado en materia político electoral: elección de gobernador en 2016, 2018 y 2019. Hemos transitado una “minigubernatura”, la primera gobernadora en la historia del estado, un encargado de despacho, un gobernador interino y apenas un año de gobierno constitucional. Todo ello sin tomar en consideración el “interregno” del verano y otoño del 2018, marcado por el desgastante conflicto poselectoral, culminando en una decisión controvertida del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, y días después en un desenlace fatal.  

Puebla se debate entonces en una realidad compleja, con heridas que aún no cicatrizan y más dudas que certezas. Ese es el caldo de cultivo con el que cuenta Criterio Diario, el primer ideal es que se convierta en punta de lanza de la opinión pública informada y que, con pulcritud y objetividad, sea esa necesaria voz que privilegie el debate de altura y la construcción de una mejor sociedad.  

El segundo ideal tiene que ver más con la visión particular de la columna Parlamento Abierto. Este espacio surge como una propuesta para tratar de fortalecer la difusión de una cultura legislativa en nuestro estado. A pesar de lo ambiciosa que pueda parecer esa meta, desde mi punto de vista, debemos empezar a dar pasos firmes para abordarla y tratarla con metodología, mayor rigor, claridad, análisis y; al mismo tiempo, motivar el acercamiento de la sociedad con sus representantes.   

Para nadie es desconocido el lugar que ocupa, dentro de las instituciones de nuestro país y estado, el nivel de confianza que la población tiene en los diputados. Sin duda hay muchas razones para explicar dicho fenómeno, pero, haciendo un ejercicio de atrevimiento, podemos aventurar la hipótesis de que una causa es la falta de esquemas de comunicación y de acción que permitan mayores puntos de acercamiento y, con ello cerrar la brecha entre ciudadanos y legislador.  

Precisamente el modelo de Parlamento Abierto, que es ya toda una corriente de pensamiento y acción en nuestro presente, es una respuesta al problema antes descrito. Mediante una serie de políticas y acciones se apuesta por: publicitar los procesos legislativos, mayor transparencia, visibilidad normativa para los ciudadanos, participación ciudadana y el uso de la tecnología como punto de partida.  

Yo agregaría: promover la cultura de la legalidad; construcción de un marco normativo asequible al ciudadano y en la medida de lo posible, aplicar la simplificación normativa; reuniones periódicas con los ciudadanos (hoy se facilitan por la proliferación de las plataformas digitales); seguimiento de la agenda parlamentaria; entre otras.  

Es, en esencia, lo que se plantea como contenido para este espacio, además de agregar otros insumos sobre lo que contextualiza la actividad parlamentaria-legislativa en nuestra entidad y nuestro país.  

Por si faltaran razones a esta columna, al terminar de escribir estas líneas, se encuentra en plena efervescencia la consecuencia política y ¿legal? de la aprobación de una serie de grandes reformas hace ya casi 8 años, el famoso “Pacto por México” y sus actores.  

josimar.alejo@criteriodiario.com